lunes, 1 de agosto de 2011

Desvarío I

La musa se apaga como luciérnaga moribunda y se aburre 
conmigo.
La musa se apaga como luciérnaga moribunda y se aburre conmigo. 
La musa se apaga
como luciérnaga moribunda y se aburre
conmigo.
La musa se apaga como luciérnaga moribunda 
y se aburre conmigo.


¿Será, acaso, que se me han acabado las palabras que te esculpen? ¿Que ya no me queda el acuarela que pinta tus voces, la ilusión que te busca? 


Si me dejas, solamente si me dejas, puedo ser tu títere de nuevo.
Caer desde tus brazos hasta el edén  de los mil llantos.  
Moverme desde las lianas de tus dedos, hasta ahogarme en los confines de la oscuridad, donde te encuentro en cualquier abismo; donde cualquier pena sos vos, y no hay nada que me ilumine  más que mirarte 
espléndido de lunas y torpezas
hermoso de cales y arenas
de poemas y papeles seniles
que se amontonan todos juntos a llorar.


¿Sabes? Nunca voy a tener el valor de escupirte el corazón a la cara, ni de ponerte en frente los versos en los que te he cifrado...
pero daría lo que fuera por cinco minutos de hablarnos frente a frente, sin monstruos ni santos de por medio,
hablarnos, y ahogarnos en los ecos de nuestras propias palabras y que no haya más que nosotros...


Hundirme en ese ciclón infinito de todo lo que fuiste y fui por vos, y  saltar eximia y volcánica, y caer de nuevo en los papeles en los que reposa tu imagen...incinerarlos, y ser nueva poesía...develar el misterio que has sido todo este tiempo para mí, con mi incapacidad para entenderte, y tu desgano de que te entiendan.


Creo que  por todo lo que te hice literatura, me merezco la oportunidad de verte en lo real...  pero quién sabe si en el fondo tengamos algo que decirnos, si hay más que ensoñación en todo esto... 




























No hay comentarios:

Publicar un comentario